Las Lavanderas, arte, belleza y cruda realidad

Las Lavanderas, arte, belleza y cruda realidad Las Lavanderas, arte, belleza y cruda realidad
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Con este montaje,  Tintorería & Lavandería quiere rendir un solemne y emotivo homenaje a todas las mujeres que a lo largo de la historia postraron sus rodillas y agrietaron sus manos para mantener las ropas limpias de sus señores y amos.

Nunca podremos reparar la crueldad a la que  estuvieron sometidas.

 

Abrimos la compuerta de carga e introducimos una cantidad adecuada de prendas, la cerramos, añadimos una dosis mesurada de un producto detergente y accionamos un simple botón.

El resto es fácil, automático, sencillo, como si fuera el hecho más elemental de la actividad humana, esperar el transcurso de los minutos para volver a abrir "la máquina", y extraer la ropa, "la colada", limpia, excurrida, lista y dispuesta para su posterior secado y planchado. Una vez aligerada de su carga, la inmutable "lavadora" vuelve a estar invariablemente dispuesta para un nuevo ciclo, una nueva carga, todo tan sencillo como el volver a accionar el milagroso botón.
Hoy en día, en los inicios del siglo XXI y en plena era de la revolución tecnológica, de las telecomunicaciones, y de la conquista espacial, para muchos de nosotros, (los más jóvenes) nos cuesta imaginar que el proceso descrito al inicio de este artículo, pudiera alterarse, modificarse, o simplemente no existir.
En la joven sociedad moderna de las máquinas, los ordenadores, y los automatismos, nos cuesta esfuerzo concebir que el simple hecho  de lavar unas sabanas, merezca más esfuerzo que el de accionar el omnipresente botón. Pero el devenir de la Historia, nos recuerda que esto no ha sido siempre así.

 

Mas bien al contrario, sus páginas nos demuestran que el hecho de efectuar un proceso de lavado tal como hoy en día conocemos y hemos descrito anteriormente, no representa mas que un segundo en relación a todo el tiempo en que el ser humano ha sentido la necesidad de eliminar la suciedad de sus prendas, buscando la higiene de las mismas en unos casos, o la pureza espiritual arraigada a sus creencias en otros. Y entonces... ¿Cómo podemos concebir el lavado de la ropa en aglomeraciones humanas tan importantes en sus respectivas épocas como en la señorial Roma, en la Corte de Felipe II, en el Paris de la Revolución Francesa, en la Europa industrial del siglo XIX, o simplemente en los hogares de cualquier ciudad  hace tan solo medio siglo? Simplemente, este lavado de prendas y vestimenta se ha venido realizando invariablemente a mano. Es fácil imaginar la dureza y pesadez de dicho trabajo, que en casi la totalidad de las civilizaciones antiguas, con grandes connotaciones machistas, se encomendaba a las mujeres, las cuales han desempeñado en todas las culturas esta función básica y tan necesaria que las ha impedido su progreso cultural y social y que aún la historia no les ha sabido agradecer en su justa medida.

 

 

BARBOUR

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