Etiquetas erróneas, ¿el mejor aliado de la tintoreria?

Es un hecho comprobado,  cada vez que se reunen más de 5 tintoreros juntos,  siempre hay uno que salta quejoso denunciando el grave perjuicio que le ocasionan en su quehacer diario las prendas con etiquetas de composición erróneas, o carentes de ella. También es cierto, que  inmediatamente salta el espavilado de turno ofreciendo los mil y un detalles de tal circunstancia y proponiendo mil y una acciones a emprender ante la administración y los usuarios para atajar  tan desastrosa práctica, atreviendose incluso a aventurar consejos a los consumidores acerca de las posibles consecuencias tóxicas que para su salud pueden presentar tales prendas, y lo que aún es más grave, no falta el que está dispuesto a colgar un cartel en su tienda denunciando tal hecho a modo de buen samaritano para prevenir a sus clientes, y de paso excusarse de sus fracasos. 

Ciertamente, el etiquetado de composición y mantenimiento de las prendas textiles es obligatorio por ley, y en cierta forma es de gran ayuda para el desarrollo de nuestra profesión, pero a veces (sobretodo los nuevos tintoreros) olvidamos que durante muchisimos años, esta obligación no existía, mejor dicho,  esta,  es una práctica muy reciente (apenas 20 años), una fecha relativamente corta comparada a los más de 100 años en que podríamos datar a la tintorería moderna. 

Entonces podriamos preguntarnos, ¿como podían tomar decisiones acerca del tratamiento mas adecuado para una prenda, si los antiguos tintoreros carecian de información acerca de su composición?

La respuesta es muy simple: profesionalidad.

Lamentablemente hoy en día, muchos piensan que el oficio de tintorero se aprende con cursillos de 2 semanas y se atreven a abrir establecimientos con una formación básica o mínima, poniendo al frente personal novato y con nula experiencia, con la irresponsable convicción de que el tratamiento a aplicar en cada prenda les ha de venir dado en la etiqueta, declinando cualquier responsabilidad en caso de que la etiqueta esté equivocada, y no saben que esta declinación de responsabilidad en muchas ocasiones no es aceptada por los tribunales arbitrales cuando en errores flagrantes apelan al criterio profesional del tintorero.

Ello se debe, a que la formación para ejercer nuestra actividad no está reglada. Cualquiera puede dedicarse a este oficio, sin siquiera haber realizado ese cursillo básico de dos semanas. Pero esta circunstancia, es sin duda la principal ventaja con que cuentan los profesionales expertos con años de oficio, su experiencia y  profesionalidad.

ETIQUETAS DE COMPOSICIÓN Y PRODUCCION INDUSTRIAL

Pero ¿porqué hay tantas etiquetas erróneas?  Simplemente por el tipo de producción con el que hoy en día se confeccionan las prendas textiles. La producción industrial moderna esta basada en la confección de prendas en grandes series, a las que se aplica una etiqueta de composición adecuada inicialmente para la prenda base, pero que obligados por la moda , la diferenciación y la innovación, en el proceso de diseño se añaden a la prenda diversos componentes que no están recogidos en la etiqueta inicial y que pueden presentar incompatibilidad con el tratamiento inicialmente recomendado. La etiqueta de composición no se cambia, y se sigue aplicando a todas las variantes de la serie.

El mundo de la moda exige que estos cambios se realicen a tal velocidad, (colecciones por temporada, cambios de última hora, adaptación de prendas de poco éxito etc) que es imposible analizar cada componente añadido para modificar la etiqueta de composición. 

Lo que tenemos que admitir y asumir, es que el mundo de la moda es tan potente, que a nuestro diminuto sector (tanto en tamaño como en el volumen económico que mueve) le es totalmente imposible influir en él y reclamar la correcciones necesarias.  Por ello, tenemos que aceptar y convivir con  tal circunstancia y "darle la vuelta a la tortilla", convirtiendo los erores de etiquetado en nuestro mejor aliado.

LA TINTORERÍA,  ACTIVIDAD SIN MERMAS.

Para calibrar adecuadamente el montante del perjuicio que el etiquetado erróneo causa en nuestro sector, tendríamos que hacer un ejercicio de abstracción y compararnos con otros sectores de actividad. 

En muchisimas actividades comerciales se admitie como inherentes a las mismas unas ciertas mermas (pérdidas) como normales a dicha actividad. Así, todas aquellas que comercien con productos perecederos como carne, pescados, frutas, comida en resaturantes, panaderias, pastelerias  etc., admiten un cierto volumen de mermas en el producto no vendido y que se deteriora con el tiempo.

Incluso en productos inperecederos, las mermas vienen marcadas por la volatilidad de los gustos y por la moda, como por ejemplo en el textil, cuando todas aquellas prendas no vendidas en la temporada, se deprecian rápidamente y se han de vender a precios de saldo en rebajas u outlets.

 


 
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"Tintoreria en el estado de alarma"
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