Blanqueo de la seda salvaje

Soy Joan Antón Espasa, de Taller de Tintorería SL. Estamos en Espluga de Francolí, un pueblecito cerca de Tarragona. Llevo 30 años en el oficio y cada día aprendo algo nuevo. Mis padres abrieron la primera tintorería en 1974, hace ya 46 años,  así que crecí rodeado de lavadoras y planchas.

A continuación, me gustaría compartir una experiencia profesional relacionada con un vestido de novia de seda salvaje, lleno de unas manchas amarillas a causa de estar guardado en un armario durante más de 25 años. Además, el vestido estaba hecho a mano, así que no llevaba etiqueta de composición.

Conscientes de la dificultad y del riesgo que suponía el hecho de intentar quitar las manchas, informamos previamente a la clienta sobre la posibilidad de que el vestido no quedara bien. De ese modo, después de obtener su permiso, comenzamos el procedimiento.

En primer lugar, le hicimos la prueba de la combustión. Es decir, quemar un trozo de tejido para comprobar que efectivamente se trataba de seda natural. El olor que desprendió y los nudos nos estaban indicando que era seda salvaje.

En segundo lugar, pasamos a analizar las manchas concluyendo que con el proceso ordinario de desmanchado y un lavado en seco como parecía ser lo recomendable en un principio, sería imposible eliminarlas. En consecuencia, decidimos arriesgarnos y someter el vestido a un tratamiento de reducción con hidrosulfito en medio acuoso.

De ese modo, calentamos 25 litros de agua descalcificada a 45ºC, en un caldero de acero inoxidable, añadiendo dos cucharadas soperas de hidrosulfito. El siguiente paso consistió en remover el vestido para que la mezcla actuara por igual por todas las zonas.

Pasados diez minutos, observamos que las manchas se habían atenuado, pero no habían desaparecido al completo. En consecuencia, subimos la temperatura hasta los 55ºC y removimos el vestido durante diez minutos más.

Por último, enfriamos el agua muy lentamente y le hicimos dos enjuagues en frío y en el último le pusimos un apresto de acabado para darle cuerpo a la seda. Finalmente lo dejamos secar al natural, y lo planchamos.

El resultado ha sido mejor del que nos esperábamos y la clienta ha quedado satisfecha.

 

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