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Ciclos de lavado y centrifugado

Influencia de los ciclos de lavado y centrifugado

Para conseguir un procesamiento que respete al material y que además lleve una marcada parte mecánica, es necesario incidir en los tiempos activos y pasivos. Es decir, que el tiempo de giro del tambor y el tiempo de reposo deben ser variables, sin olvidar que el remojo forma parte también de todo el proceso de lavado. La velocidad de giro se puede conmutar en diversos sistemas, desde las 50 r.p.m. normales, hasta 25 r.p.m., en orden a rebajar considerablemente el factor tiempo y la mecánica garantizando la elaboración menor agresiva para la ropa. Junto a los tiempos de centrifugado, hay que adaptar también diferentes velocidades de centrifugado de la ropa.

Sistemas de dosificación

Además de la cámara de introducción del detergente, se suministra siempre en el sistema de limpieza húmeda un sistema de bombeo. Las bombas ofrecen, frente a la dosificación manual, la ventaja de que siempre se dosifican cantidades uniformes. Por otra parte, los detergentes líquidos son sustancialmente más rápidos de disolver que el polvo en las circunstancias de la limpieza húmeda (menos mecánica y menos temperatura). De esta forma, resulta en la práctica que al utilizar productos líquidos se incrementa el tiempo efectivo de lavado con lo que dura la disolución de los polvos.

 

Impregnación

La impregnación en la limpieza húmeda ofrece decisivas ventajas frente al tratamiento con disolventes, ya que debido la producción de hilachas no sólo se retiene la impregnación, sino que además penetra en las fibras. Se utilizan dos procedimientos:

1. Procedimiento de inmersión

2. Procedimiento de rociado

En el procedimiento de inmersión se añade al último baño de enjuague la armadura con contenido de resinas fluorocarbonadas de aprox. 60 - 80 ml por kilo de ropa. El 50 % de ella aproximadamente se deposita de manera sustancial, mientras que el restante 50 % se deriva a sistema de desagüe después del centrifugado. En el caso de la impregnación por rociado, se aplican 30 - 40 ml por kilo de ropa mediante una tobera que se encuentra en el disco de la puerta, procediéndose a su nebulización fina. Para garantizar un tiempo de rociado suficientemente largo, se diluye con agua en proporción de 1: 4. Una rotación subsiguiente en el tambor distribuye uniformemente la impregnación en toda la ropa. Ambos procedimientos confluyen en el mismo resultado, si bien mediante la inmersión se consume una parte considerablemente mayor de producto. Comparando ambos sistemas, la carga puede ser mayor en la impregnación por inmersión, ya que con el rociado se necesita para el chorro un espacio libre en el tambor. En un capítulo posterior nos ocuparemos nuevamente de este importante equipamiento.