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JORNADAS TÉCNICAS SOBRE TINTORERÍA PARA INSPECTORES DE CONSUMO

La iniciativa de estas jornadas técnicas sobre tintorería, que se celebran periódicamente en Alicante, tiene su origen en una invitación que se hizo a la Inspección de Consumo, para conocer una tintorería, a raíz de las primeras reclamaciones que afectaban, un tanto arbitrariamente, a nuestro sector. De esta primera visita y dado lo positiva que resultó, nació la necesidad de dar a conocer nuestro trabajo, de manera directa, a los inspectores de Consumo con estas Jornadas de Tintorería. Actualmente se incluyen también, como una ponencia más, dentro de los programas de los “Cursos Básicos de Consumo” organizados por la Unión de Consumidores.

El programa de estas jornadas consiste en una parte teórica muy generalizada, en la que se hace una presentación sobre lo que es una tintorería y una breve exposición sobre la evolución del vestido a través de la historia y su situación actual. Esta primera parte va acompañada de una documentación sobre fibras textiles, tejidos, pieles, normativas, etiquetajes y mantenimiento.

Y una segunda parte, que es la que más interés despierta, consiste en la visita a la tintorería, donde los participantes siguen todos los procesos, desde la recepción, inspección y selección de las prendas, pasando por el predesmanchado, lavado en seco, desmanchado o lavado y secado hasta el planchado en maniquí, prensado y repasado final. Se realiza alguna demostración con pieles y todo un proceso de limpieza de una alfombra persa, aprovechando el momento para destacar las diferencias entre las anudadas a mano y las de nudo mecánico.

Las demostraciones sorprenden a los asistentes; no hay duda que salen con otro criterio, basado en el conocimiento de nuestra profesión de tintorero.

PRESENTACIÓN

Es bien sabido que el vestido es una de nuestras necesidades físicas básicas, y que el mantenimiento y reutilización de estos materiales, no deja de ser otra necesidad puntual.

Las empresas de “tintorería” están para cubrir esas necesidades que, en los hogares presentan limitaciones y dificultades insalvables, a pesar de los avances en los tejidos y su confección, en los productos químicos de limpieza y electrodomésticos de alta tecnología y calidad.

El nombre genérico “tinte” o “tintorería ” por el que, universalmente, son conocidas estas empresas, se debe a que eran, inicialmente, los artesanos “tintoreros”, los que recibían los encargos de volver a tintar o cambiar de color, aquellas piezas textiles o prendas degradadas por el uso. Lavar y planchar estas mismas prendas, era otro servicio que iniciaron estos artesanos, y se fue ampliando con los de limpieza de pieles, alfombras, cortinas, mantas, edredones, tapices, etc.; con distintos procesos y técnicas completamente distintas, como la limpieza en seco, y que no han conseguido cambiar el nombre original de “tintorería”, a pesar de que su actividad inicial de tintar, halla caído en desuso.

EVOLUCIÓN DEL VESTIDO EN LA HUMANIDAD

El empeño del hombre, para proteger y abrigar su cuerpo, es tan primitivo como su existencia en la Tierra. En el libro del Génesis, 3, 21; se lee: “Hízoles, Yahvé Dios, al hombre y su mujer túnicas de pieles y los vistió”. Podemos asegurar que la actividad del hombre ha estado centrada en proveerse de alimentos y atavíos y que estas dos necesidades primordiales del ser humano, han sido el motor que ha ido moviendo y transformando la sociedad hasta nuestros días.

En principio, las pieles (así como las lanas y pelos que las componen y que hoy llamamos subproductos), eran parte importante de los animales que el hombre mataba para alimentarse y eran vitales, en su estado más bruto, para protegerse del frío. Junto a estos materiales “naturales-animales”, el hombre va descubriendo otros materiales “naturales-vegetales” como las fibras de algodón, yute, lino, cáñamo, etc., obtenidas de plantas.

El desarrollo de técnicas, para mejorar el uso de todos estos productos, ha ido marcando el grado de civilización del hombre en la Tierra.

Las técnicas de los hilados y tejidos, así como la curtición de la piel, tienen unas mismas bases de desarrollo prácticamente en todas las civilizaciones. Un telar actual de los indios del Amazonas o los indígenas del Congo nada difiere, en su parte teórica, del telar romano o incluso del egipcio. La lanzadera, más o menos tosca, es prácticamente igual en todos ellos.

Sólo cuando el hombre comienza a descubrir el poder tintóreo de algunos vegetales, como cáscaras, raíces y hojas, y otros animales, como la púrpura y la cochinilla, desconocidas en unos sitios y descubiertas por casualidad o empíricamente en otros, da lugar a la coloración de los tejidos y, como consecuencia, una revalorización de estos tejidos que, durante largos periodos históricos, los mercaderes se encargaban de transportar de un continente a otro.

Durante muchos siglos los diversos colores fueron símbolo de jerarquía social; el valor jerárquico no dependía del color en sí, sino de la dificultad en obtenerlo, y, por consiguiente, de su precio más o menos elevado. Cuanto más difícil fuera conseguir el color o colorante, más cara resultaba la materia tintada y, por consiguiente, mayor posición social y económica tenía la persona que lo lucía. Si en China, dos mil años antes de Jesucristo, el amarillo era el color privativo del emperador y sus familiares, es porque allí resultaba el tono más difícil de conseguir y, por lo tanto, el más caro. En Roma el color púrpura era el de más difícil obtención, por lo que, tan solo, lo usaba la familia real.

En consecuencia, más que el tejido, más que la fibra, lo que daba auténtica categoría social era el color que embellecía las telas. Por eso, las órdenes religiosas antiguas, recurrieron para sus hábitos a los tejidos de lana en sus colores naturales, blanca, negra y parda. Actualmente, podemos comprobar, en muchas órdenes religiosas, el uso de hábitos con estos colores.

Puede decirse que la significación jerárquica del color se mantuvo hasta la Revolución Francesa. Fue en esta época, como todos sabemos, que hubo una evolución, no solamente en el orden ideológico, sino también en el científico, químico y físico esencialmente. Cabe señalar, aquí, la importancia del desarrollo de la máquina de vapor, que influyó, decisivamente, en el avance tecnológico de la industria textil y que, con el descubrimiento de los primeros colorantes sintéticos, económicos y de fácil aplicación, en pocos años, sustituyeron, completamente, a los de origen vegetal y animal, convirtiendo lo que hasta entonces había sido unas fórmulas tradicionales secretas, traspasadas de padres a hijos, en arte industrial abierto a los cuatro vientos. Se iniciaba así el proceso imparable de la industria textil.

Los tejidos y sus colores ya no son, excepto en casos muy raros, símbolo de jerarquía, sino vasallos de la moda. La importancia que adquieren los vestidos con el diseño y la moda, se hace más relevante si entramos en planteamientos psicológicos y de relación social. La vestimenta forma parte de nuestro yo real, de nuestra “máscara”, entendiendo por máscara todo aquello que, de alguna manera, exagera nuestras cualidades para “vendernos” mejor a los demás y ser así más valorados o más importantes.

SITUACIÓN ACTUAL

Conocemos los grandes cambios que se han producido en la sociedad en el último tercio del siglo XX y que han influido decisivamente en las costumbres y los modos de vida de las personas. Hemos pasado de una sociedad donde lo que se producía y compraba era perdurable, al momento actual “consumista”, en el que parece que estamos esperando que se estropeen las cosas, para justificar la compra de otras nuevas.

En el vestido, este fenómeno del “consumismo” es muy especial. Queda muy poco de esa línea de ropa clásica “formal”, bien confeccionada, con tejidos de muy buena calidad, compuestos, principalmente, por lanas y algodones y colores de máxima solidez.

En la actualidad, gran número de centros creadores de moda, señalan continuamente nuevas líneas, tipos de tejido y matices que privan a los consumidores. Se trata de ropa “informal”, de gustos muy dispares, basados en la comodidad, funcionalidad y bajo coste. La necesidad de cubrir ese “consumismo”, obliga a los fabricantes a producir confección a precios reducidos, empleando tejidos de dudosa calidad con tintes poco sólidos.

Es importante hacer una referencia positiva a la aparición en el mercado de un gran número de fibras sintéticas, que al aplicarlas a la industria textil para la confección de prendas, hacen (en la mayoría de los casos), que adquieran cualidades de durabilidad y mantenimiento muy aceptables.

La ropa deportiva es otra de las modas, en el vestido, como consecuencia de la búsqueda de la comodidad en la ropa y una forma de vida más dinámica y activa. Podemos hacer una mención especial a los pantalones vaqueros, y afirmar que han roto todos los moldes o patrones, por hablar desde el punto de vista de la moda, reúnen funcionalidad, comodidad, durabilidad, popularidad, universalidad e incluso elegancia, son la panacea para el hombre y la mujer en el atuendo.

Documentación:

“Tintes antiguos colorantes modernos” de Sandoz, S.A. Año 1954

“Notas sobre la piel”, D. Manuel Portavella, de Colomer Munmany, S.A. - Jornadas Técnicas Hostelco, 1987.



José María Masip Agraz
Miembro de Aserp.