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¿Qué está pàsando con las Tintorerías?

José Mª Masip
Tintorería Masip
Alicante


Llevo casi cincuenta años dedicado a esta profesión de tintorero, más los que estuve jugando, entre la ropa y las máquinas, por el taller de tintorería de mi abuelo y que sin darme cuenta se convirtieron en tiempo de mi aprendizaje. Hoy no sé si puedo aportar algo, a los demás, con mi experiencia. Creo que lo que quiero decir ya se sabe, pero por si puede valer, aquí está mi modesta opinión, sin otro objetivo que la de intentar encontrar nuevas expectativas, para nuestras empresas, con la confianza de saber que me dirijo a la gente de este gremio, en el que tanto he aprendido y, lo más importante, tan buenos amigos tengo.
Hace ya muchos años, un importante proveedor de maquinaria para tintorerías me decía lo difícil que era traspasar un negocio de tintorería, fundamentalmente por su complejidad. Parece que esto es así, con la particularidad de haber empeorado. Hace unos días, un agente para la gestión de traspasos y venta de negocios, me comentaba que era sorprendente ver la cantidad de tintorerías y franquicias que tenían en oferta y que nadie quería este tipo de negocios.

¿Qué está pasando con las tintorerías?...Son grandes los esfuerzos que se hacen para intentar revitalizar nuestras empresas; cabe elogiar el estudio hecho por este Gremio de Barcelona en colaboración con importantes empresas e instituciones, el enfoque de nuestros servicios, precios, ofertas,...pero los resultados no están a la altura de los esfuerzos realizados. Los comentarios de muchos profesionales son negativos y nos llevan a la conclusión de que los tiempos han cambiado y las necesidades hoy, son otras.

Si analizamos la situación actual, vemos los grandes cambios que se han producido en la sociedad en el último tercio del siglo XX y que han influido decisivamente en las costumbres y los modos de vida de las personas. Hemos pasado de una sociedad donde lo que se producía tenía el concepto básico de la “durabilidad”, al momento actual “consumista”, en el que da la sensación de que estamos esperando que se estropeen las cosas, para justificarnos la compra de otras nuevas.

En el vestido, este fenómeno del “consumismo”, es muy especial. Ha quedado muy poco de esa línea de ropa clásica “formal”, bien confeccionada, con tejidos de muy buena calidad, compuestos de lanas y algodones principalmente y colores de alta solidez. Entonces teníamos nuestras tintorerías llenas de ropa, sin grandes problemas para conseguir buenos resultados en los trabajos, y lo más importante, los precios nos permitían ilusionarnos con nuevas inversiones y reformas. Hasta las temporadas bajas eran bienvenidas ya que nos permitían aliviarnos, poner a punto nuestras instalaciones y descansar.

En el momento actual, como consecuencia de esta manera de vida consumista más dinámica y activa, se busca la comodidad y funcionalidad en el vestir. Los grandes centros comerciales, junto con los creadores de moda, marcan continuamente nuevas líneas, tipos de tejido y colores que sorprenden a los consumidores. Se trata de ropa “informal” de gustos muy dispares que aunque basados en esa comodidad y funcionalidad, suelen ser en muchos casos de una dudosa calidad, que el consumidor acepta por su economía. Podemos incluir en esta ropa informal, la ropa deportiva, y...como no, los pantalones vaqueros, que han roto todos los moldes y patrones por hablar en términos de moda, su comodidad, durabilidad, popularidad, universalidad, “elegancia”...se han convertido en la panacea para el hombre y la mujer en el vestir.
Tenemos que tener sentido muy claro de nuestra realidad. Ha aumentado el tamaño de nuestras ciudades y el número de habitantes considerablemente, pero inversamente proporcional el volumen de ropa que requiera del servicio de las tintorería y ropa en muchos casos compleja de limpiar y planchar. Si a este fenómeno añadimos la aparición del gran número de inversionistas de franquicias de tintorerías, el resultado lo conocemos todos...que tenemos una tarta más pequeña de peor calidad y que no da para todos.

Nos tenemos que concienciar que esto no es un negocio para inversionistas sino que sigue siendo un oficio artesanal difícil. Es fundamental encontrar el tamaño de nuestra empresa, optimizar nuestras instalaciones día tras día, basarlas en principios básicos como economía de energía, economía de materias primas, racionalidad en el trabajo, buena maquinaria, protección medio ambiente, etc. Conseguiremos lo más fundamental, la calidad para el usuario. Ante un buen servicio, el buen profesional podrá seguir viviendo dignamente con su oficio de tintorero.