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Los Agentes que Interactúan en la Tintorería

Los avances químicos y tecnológicos, tradicionalmente importantes, habían constituido un factor evolutivo diferenciador ofreciendo una ventaja operativa a aquellas empresa innovadoras que más rápidamente los han asimilado en sus estructuras. Si bien antiguamente esto suponía un factor decisivo, hoy en día, no representan ventaja alguna, al estar disponibles y al alcance de cualquier empresa.
Lo que realmente condiciona la prosperidad actual de las empresas operadoras en el sector de la tintorería, es el grado de capacidad y saturación del nivel de oferta de servicios que estas estén en condiciones de ofrecer al mercado. Si existe una saturación de la oferta, el sector entra en crisis. En cambio los periodos en que la expansión de las empresas es moderada, genera la prosperidad de las empresas instaladas. Es en cierta manera una cuestión de cantidad, tanto de empresas como de capacidades productivas.
Pero ¿quiénes son los agentes que realmente inciden en este sobredimensionamiento de la oferta?. A nuestro juicio, fundamentalmente los siguientes:

Los establecimientos instalados. Estas son las empresas que componen la oferta del sector en un determinado momento. La expansión del sector basada en la acción de dichas empresas, siempre beneficia a las mismas. Esta es una expansión interna y la deseable para evitar la entrada de agentes externos. Tradicionalmente, este tipo de empresas tiene un acentuado carácter familiar, y hasta mediados de los años 70, esta ha sido la principal fuerza expansiva de la tintorería. El control del sector está en manos de las empresas ya instaladas en él. En los últimos años, esta expansión ha perdido fuerza, aunque en un futuro se prevé un resurgimiento, sin duda como reacción y freno de las nuevas formulas de entrada en el sector.

Los inversores externos. Este grupo está formado por aquellas personas o empresarios independientes, que por cualquier circunstancia, deciden aventurarse e instalar un negocio de tintorería. Esto venía favorecido por una escasa regulación administrativa, y por unas mínimas exigencias industriales. Esta forma de expansión, obtuvo cierta relevancia, en los años de la posguerra, ante la precariedad del tejido económico e industrial del país. Aunque en la actualidad aún se presenta este tipo de entradas en el sector, su incidencia es mínima, debido a la aparición de nuevas formulas de entrada mas actuales, que delimitan los riesgos del desconocimiento de la actividad. Su máximo exponente lo constituyeron las cadenas de lavanderías automáticas o de autoservicio de los años 50 y 60.

Los fabricantes de maquinaria. La aparición de este agente, supuso la primera gran revolución de las estructuras del sector. Consiste en la estrategia de ventas que adopta un fabricante de maquinaria y accesorios, que ante la escasa demanda de maquinas por parte de las tintorerías instaladas, decide tomar la iniciativa y emprender acciones encaminadas a abrir establecimientos completos llaves en mano, a los cuales suministra todos los equipos instalados. Esta acción no termina en el simple suministro de la instalación, sino que empieza en la misma búsqueda del futuro empresario, del local de ubicación, e incluso en el diseño de la estrategia comercial. Esta opción toma fuerza a principios de los años 80, y en la actualidad esta fuertemente arraigada, amparándose en muchos casos bajo una imagen de seudo-franquicia. Si bien la expansión de las tintorerías tradicionales, esta basada en el estudio de la rentabilidad de las nuevas instalaciones, la expansión promovida por el fabricante, esta basado fundamentalmente en la rentabilidad de la propia venta de la instalación, independientemente de la viabilidad económica de la nueva tintorería, circunstancia, que en ocasiones provoca una disfunción en la ubicación de nuevos establecimientos, y una sobresaturación de ciertos mercados. Además, el auge de esta estrategia, limita fuertemente el poder de influencia de las empresas ya instaladas, que pierden la iniciativa y el control de la expansión del sector, que pasa a manos de grandes empresas o multinacionales, que son las que dictaran las nuevas formulas de actuación.

Las franquicias de tintorería. En primer lugar, resaltar que el fenómeno franquicia, no es nuevo ni exclusivo del sector de la tintorería. Está presente en todos los sectores económicos, y el nuestro no podía ser una excepción. Mas bien, en nuestro sector, este fenómeno es una pura consecuencia del éxito obtenido por dicha formula en otros sectores. Hoy en día se franquicia todo. La esencia de la idea de franquicia, consiste en vender una idea de negocio y una imagen de marca probadas con éxito por el franquiciador, a cambio de la obtención de unos cánones o royalties por la cesión y explotación de la marca o el sistema. El aspirante a franquiciado, no ha de conocer necesariamente la actividad, ya que este conocimiento se lo transmite el franquiciador. El éxito del proyecto, dependerá del alto nivel del conocimiento y adaptación fidedigna a la realidad sectorial. No cabe duda, que a partir de los 90 esta formula se ha desarrollado con éxito en nuestro país, si nos atenemos nuevas que vendrán.

El hecho que motiva el aumento del sector franquiciador, no se basa propiamente en la obtención de los rendimientos de la explotación de la actividad, sino que fundamentalmente, estriba en la venta de la franquicia, de los productos vendidos en ella, en los cánones o royalties de explotación, e incluso de las instalaciones y accesorios de apertura de la actividad. Por lo cual es fácil entrever, que estamos enfrente de un sector y actividad económica independiente, estructurado, y paralelo a la propia actividad de la tintorería, cuyo fin último, es seguir colocando y abriendo instalaciones. Esta es una formula nueva de comercio, que se está arraigando, y que marcará el futuro de todos los sectores comerciales y de servicios.Respecto a la tintorería, la franquicia a aportado ciertas novedades y mejoras tanto en la estrategia productiva, comercial, de imagen y de marketing, como de diseño del servicio. Esto es fruto de los minuciosos estudios de diseño e implantación de la propia franquicia, que observa las deficiencias y defectos del sector actual, y los corrige ofreciendo ideas de negocio mas modernas y acordes con la demanda del mercado.El problema surge, cuando el diseño no ha sido suficientemente estudiado ni probado, o cuando su exportación y desarrollo por terceras empresas es complejo y no depende únicamente del saber hacer del franquiciador, sino que adquiere una componente importante de profesionalidad o capacitación por parte del franquiciado.Este es el caso que más se ha reproducido en nuestro sector que a pesar de existir diseños y estrategias bien desarrollados sobre el papel, en la practica cotidiana del negocio, han demostrado que adolecían de la experiencia y profesionalidad que el franquiciador no les ha podido transmitir. Esta circunstancia y peculiaridad especial de la tintorería, no prevista por el franquiciador, es la que a provocado en muchos casos el fracaso de los proyectos que no han sabido adaptarse a la realidad y exigencias del mercado. Bajo estas premisas, es previsible que las franquicias de tintorería sigan creciendo en un futuro próximo, aunque esta fuerza expansiva de crecimiento se irá mermando, debido fundamentalmente al conocimiento por parte de los potenciales franquiciados, de las exigencias y problemática especifica e inherente a nuestra actividad