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Temporada Alta

La estancia

en un hotel en temporada alta, puede llegar a doblar el precio de la temporada baja.

En los mese prevacacionales, muchos somos los que empezamos a preparar nuestras vacaciones de verano, y pensamos en elegir un destino en una playa o zona turistica de renombre. Consultamos las agencias de viajes, y no nos deja cada año de sorprender que la misma estancia en el mismo hotel con los mismos servicios, en Junio nos piden por ejemplo 1.200€, en Julio 1.500 y en Agosto 1.800€. Esto supone un aumento del servicio de un 50% en Agosto respecto de Junio. Al mismo tiempo, todos aceptamos (porque no hay otra opción) que en temporada alta los servicios hoteleros son más caros, motivados probablemente por un exceso de la demanda.

 

De la misma forma sucede con otros servicios de diferentes actividades.
Esto que todos entendemos como normal, y que como consumidores tenemos que aceptar, resulta incomprensible que como empresarios de tintorería seamos incapaces de llevarlo a la práctica en nuestros establecimientos en esos momentos de "temporada alta" en que nos es casi imposible absorver la punta productiva. Y decimos incomprensible porque es una medida que en el caso de que no solucionara radicalmente el problema de la estacionalidad, lo que si causaría sería una importante mejora de nuestra cuenta de resultados.

A nadie se le escapa, que si todos los establecimientos aplicaran entemporada alta, por ejemplo en Mayo y Junio un recargo del 20% pongamos por caso, muchos clientes se lo pensarían y lavarían sus prendas en Abril, Julio, o Septiembre, con lo cual conseguiriamos difuminar la punta productiva y evitar en cierta forma la estacionalidad del servicio.

A decir verdad tendríamos que aludir a diferentes aspectos para entender dicho comportamiento, que serían más propios de otro contexto como un foro de opinión o un Congreso que de este modesto Curso de Gestión, pero si que vamos a puntar a nuestro juicio los más relevantes, para que cada uno efectúe su reflexión y extraiga las conclusiones oportunas:

-Históricamente, el empresario de tintorería, no ha sabido repercutir los costes reales en el precio del servicio.
-La nefasta utilización de la bajada de precios como argumento de venta.
-La falta de formación empresarial en el sector que dote a los responsables de los establecimientos, de criterios económicos racionales y unitarios que permitan una uniformidad en el sistema o metodología en la confección de tarifas.
-La amplia división y dispersión de las empresas del sector por la falta de asociaciones eficientes y representativas que aunen criterios y tendencias.




Estas y otras muchas razones lastran la rentabilidad de muchas empresas, pero desde aquí, solo queremos dejar constancia del problema, y esperar que muchos empresarios reflexionen, hagan sus deberes y actúen en consecuencia, seguro que saldríamos todos beneficiados.