Reclamación por manchas en alfombra de baño

Una clienta confía 10 alfombras para su lavado a la tintorería. Cuando se entregan, la clienta indica que 9 han quedado correctas pero que una presenta manchas y zonas clapeadas. Son precisamente las alfombras que estaban colocadas en los cuartos de baño.  Pide una explicación y en caso de deterioro una solución.

La tintorería le presenta el siguiente informe, con el cual se detallan las posibles causas del estado de la alfombra. Las explicaciones son coherentes para la clienta, que desiste de efectuar la reclamación.

Att . Sra.   XXXX XXxxxxxx Xxxxxxxxx

XXXXx xxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxx

Barcelona

Apreciada clienta:

Le remitimos el presente informe en relación con la limpieza de alfombras realizada recientemente.

El pasado 1 de agosto nos confió para su limpieza 10 alfombras de diferentes tipos.

El 8 de septiembre procedimos a su entrega.

Del total de piezas, se entregaron 2 alfombras de seda sin efectuar tratamiento alguno, ya que de la inspección previa a su lavado consideramos que atendiendo a su estado podrían deteriorarse en el proceso de lavado.

El resto de alfombras no presentaba evidencias que impidieran su limpieza, por lo cual procedimos a la misma.

Una vez entregadas las alfombras y colocadas en sus respectivas estancias, Ud. nos comunica que hay dos piezas que considera no han quedado correctamente, por lo cual realizamos una inspección de las mismas en su domicilio para comprobar su estado.

En dicha inspección compruebo personalmente que la limpieza y estado de las mismas es correcto atendiendo al uso que se les da a las mismas y a su estado previo al lavado, no observando ningún tipo de deterioro como consecuencia del proceso de lavado, lo cual mediante las oportunas explicaciones se lo comunico personalmente entendiendo por mi parte en ese momento su conformidad.

Posteriormente la Sra. Xxxxxx Xxxxxxxx, me transmite que Ud. no está conforme y demanda una solución.

 

Por todo lo cual, y entendiendo que el proceso de lavado ha sido el correcto y que no presentan ningún tipo de deterioro imputable al mismo, quisiéramos exponer las siguientes consideraciones técnicas:

  • Todas las alfombras se lavaron en el mismo lote, por el mismo operario y empleando el mismo sistema de lavado.
  • El proceso efectuado consistió, en un picado inicial a máquina (para extraer el polvo y partículas solidadas), lavado húmedo manual mediante cepillo rotativo suave y un jabón neutro, centrifugado, y secado a temperatura ambiente.
  • Los jabones empleados, no producen ningún tipo de decoloración, como evidencian el color de las alfombras de color marrón oscuro del salón y del despacho.
  • Las diferencias de tonalidades o franjas lineales de diferentes tonos, no pueden producirse mediante un cepillado rotativo.
  • Las alfombras en cuestión, son las que están colocadas en sendos cuartos de baño.

Por todo ello puedo afirmar con absoluta certeza, que el resultado de las mismas está condicionado y es el fruto del uso al cual han estado expuestas dichas alfombras. En base a ello quisiera destacar las siguientes particularidades:

  • Un cuarto de baño no es la estancia más apropiada para una buena conservación y durabilidad de una alfombra. La humedad ambiental de los vapores de agua después de una ducha, y la absorbida directamente de los pies mojados son elementos que de una forma continuada y prolongada erosionan y deterioran las fibras textiles, en especial las de lana.
  • Este deterioro y apelmazamiento, se aprecia especialmente y de una forma evidente en la zona delante de los lavamanos, al ser las zonas donde más tiempo incide la humedad de los pies y el peso del cuerpo de una persona.
  • Asimismo, el agua de los pies mojados, arrastra restos de jabones de la ducha, que aunque sea en pequeñísimas proporciones, a lo largo de los años se van acumulando en las fibras dañándolas.
  • Otro factor importante es el andar sobre las mismas con los pies descalzos. Este hecho, produce que se vayan acumulando en las fibras minúsculos restos de piel de los pies y de sudor y grasa corporal de los mismos.
  • Estos restos que en una acción ocasional pueden parecer irrelevantes, cuando se producen cotidianamente y durante mucho tiempo, llegan a acumular en las fibras una gran cantidad de materia orgánica que con el tiempo y potenciadas por la humedad, fermentan y producen decoloraciones del color del tejido y zonas amarillentas.
  • Como todos estos factores se van produciendo muy lentamente y a lo largo de un periodo de tiempo dilatado, no son apreciables a simple vista, ya que el polvo y la suciedad tienden a uniformar y enmascarar el tono y color de la superficie de la alfombra.
  • Solo cuando se efectúa un proceso de lavado y se extrae el polvo superficial y la suciedad soluble, es cuando se muestran y aprecian los defectos y diferencias de tonalidades que tenían las fibras dañadas por la acción a la que han estado expuestas.
  • La prueba más evidente de ello, es la simple comparación del estado entre las alfombras que están expuestas a la humedad y las que están colocadas en estancias secas.

Otra muestra más perceptible de esta acción la podemos comprobar al secarnos después de la ducha con cualquier toalla o albornoz de baño, cuando por muy bien que nos lavemos y dejemos secar la toalla, al cabo de unos pocos días empieza a oler y se va ensuciando. Esto es lo mismo que ha ocurrido con dichas alfombras. Para evitarlo nuestra recomendación, es que estas alfombras deberían lavarse al menos dos veces al año.

Por todo ello, no podemos más que reafirmarnos en la corrección de nuestro servicio.

Quedamos a su disposición para cualquier aclaración.

 

Reciba un cordial saludo:

XXxxxxxx Xxxxxxxx Xxxxxxx

Tintorería Xxxxxxxxxxx

Dirección Técnica

 

 

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